Si estas en mi programa personalizado desde hace unas semanas, probablemente ya te has estrenado con probióticos. Los probióticos son una parte esencial de nuestra alimentación. Mantienen nuestra flora intestinal equilibrada y proveen ácidos grasos de cadena corta los cuales son muy necesarios para la salud.

Los probióticos generalmente se encuentran en los productos fermentados, aunque una buena parte de nuestra alimentación también los puede proveer (vegetales crudos, algunas carnes, lácteos, etc).

Si son muy buenos y necesarios, pero que son realmente?

Nuestra flora intestina se compone por microorganismos como bacterias, hongos, etc. Estos “animalitos amistosos” son parte de nosotros y han vivido en nuestros cuerpos desde nuestro nacimiento. Una buena parte de nuestro microbioma nos la pasa nuestra madre durante el parto y la lactancia. Una parto vaginal incorpora inmunidad a nuestro organismo, muchos de los microorganismos que se encuentran allí entran a nuestros ojos, nariz, boca cuando estamos saliendo de las entrañas de nuestra madre. La lactancia es la prolongación de esta alimentación de cuerpos vivos hacia nuestro tracto intestinal. Este proceso asegura nuestra supervivencia y nos provee de millones de años de inmunidad hacia nuestro organismo.

Así es, la naturaleza es perfecta. Entonces, porque le tememos tanto a las bacterias?

Organismos patógenos podrían enfermarnos como lo conocemos. Estos mismos microorganismos que nos habitan puede desequilibrarse y causan enfermedades. Entonces, como aseguramos que estas bacterias no sean dañinas? Y la respuesta es, sometiéndonos a ellas.

Por mas arriesgado que suene necesitamos exponernos a ciertos organismos para lograr inmunidad a ellos. Nuestro sistema inmunológico crea una memoria para “domarlos” o hasta eliminarlos de nuestro cuerpo si es necesario. Pero si nuestro cuerpo no conoce al patógeno, no conoce la enfermedad, no sabe cómo combatirla.

Hay mas genes de microbios en nuestro cuerpo que genes humanos. El 99% de los genes que nos componen pertenecen a microorganismos. Así es, si no fueran tan microscópicos ocuparían el espacio del mundo entero, quizás del sistema solar, ajaja.

Bueno, volviendo al tema de nutrición: la alimentación debe contener estos microorganismos vivos. Muchos de mis asesorados y asesoradas logran mejorar condiciones digestivas importantes gracias a la incorporación de alimentos ricos en probióticos. Particularmente los alimentos fermentados aportan bacterias vivas buenas que recuperan la salud de nuestro tracto intestinal.

Alimentos como Yogur, Queso, Chucrut, kimchi, kéfir, miso, tempeh, entre otros.

El vino y el vinagre de sidra de manzana con la madre son también excelentes opciones de alimentos fermentados que nos ayudan a mantener nuestro sistema digestivo en orden.